domingo, 6 de enero de 2013

Cómo he dejado de fumar... tabaco (parte 1)

El pasado 19 de diciembre fue la última vez que llené mis pulmones con una bocanada consciente de gas con nicotina. Lo mío ha sido una decisión por aprensión, orquestada sin planificar, que empezó tras uno de tantos excesos que se da el fumador empedernido.

Empecé a fumar cuando tenía 19 años en un campo de trabajo en el País Vasco, y desde entonces sólo estuve un día sin fumar. No intenté dejarlo en ningún momento con determinada decisión, pero la preocupación por mi salud se estaba tornando en miedo por momentos. Camino de mis 40, ya me veía agonizando a poco tardar con un enfisema irreversible. El miércoles de autos (el famoso día 19) me pegué una panzada que me notaba arder los pulmones. No era sólo tabaco, también los aditivos, pero fundamentalmente el tabaco.

A la mañana siguiente me costó poco olvidarme del tabaco, seguía con los pulmones deshechos, y extrañamente aguanté sin problemas hasta después de comer. Tampoco me costó alcanzar la finalización del día, así que continué con la terapia otro día más. Digo extrañamente, porque ni la peor de las sensaciones internas había impedido en otras ocasiones que encendiera un cigarrillo.

Mi primera noche de abstinencia la pasé con algún desvelo por el ardor de la parte superior de los pulmones, fue una noche más a la espera de la cita matutina con el tabaco. En la segunda noche, del jueves 20 al viernes 21, ya se puede hablar propiamente de noche de abstinencia, y la pasé con bastantes más desvelos, insomnio parcial. El viernes ya tenía los pulmones en condiciones de pegarme una jartá de fumar, pero aguanté.

Dediqué la tarde del viernes 21 a buscar algún substitutivo del tabaco. Busqué primero en un grow shop que hay en la calle Martorell, pero había sucumbido a la crisis. Después lo intenté con un par de estancos, preguntando allí por algo que fumar que no fuera tabaco, tampoco. En los estancos no venden nada fumable que no sea tabaco. De los estancos hice un intento hasta un grow shop que me dijeron que había en la carretera de Castellar, antes de llegar al monumento a la mujer trabajadora. Allí, a parte de un  intenso olor a porro, no había más que artículos para el cultivo. Había leído en internet que en algunas tiendas tipo grow shop vendían sustitutivos del tabaco para fumar petas. Como yo no quería dejar de fumar, sino desengancharme de la nicotina, pensé que me sería fácil dejar el tabaco si continuaba fumando mis preparados vitaminados. Al empezar, pensaba que este tipo de soluciones serían fáciles de encontrar, pero me equivoqué, al punto que volví a casa derrotado. Fue entonces cuando la parienta me señaló la herboristería que tenemos tan cerca. Bajé a la tienda, dubitativo, pero bajé, y para mi sorpresa tenían allí el producto que tanto me había costado encontrar: CIGARRILLOS HERBALES.

Vaya un mundo he descubierto con esto de los cigarrillos herbales, aunque debería ampliar el concepto y hablar de SMOKING HERBS. En español hay información al respecto, pero el grueso del conocimiento está en inglés, y "smoking herbs" es la cadena apropiada para coger la autopista del conocimiento.

Otro nombre para apuntar: HONEYROSE. Es la marca de los cigarrillos. En la tienda los hay de dos tipos: De Luxe y Gingseng. El "blend" (la mezcla) que me gusta más es la De Luxe. De todas formas, sólo ha sido el punto de partida de una aventura con parada en algunas de las plantas fumables más conocidas. En un herbario de otra ciudad tenían un armamento de cigarrillos herbales, todos de HoneyRose, con muchas más especialidades. A parte de las mencionadas, también he comprado la especialidad base, que viene en una caja que tiene la forma habitual de las cajas de cigarrillos (de 3 filas). Las otras especialidades las sirven en cajas alargadas de 2 filas.



Los cigarrillos de HoneyRose tienen como elemento base el Malvavisco (MarshMallow en inglés, y Althea Officinalis de nombre técnico en botánica). MarshMallow es el nombre que reciben también las nubes que en EEUU asan al fuego. Según parece, la gelatina para hacer estos dulces se obtenía antes de esta planta, y se quedaron con su nombre.

Casi todos los cigarrillos herbales que he fumado han sido rehechos por mí, porque estoy acostumbrado desde hace más de 10 años a fumar tabaco de liar, y prefiero fumar en boquilla fina.

En la foto se puede ver el típico planteamiento que realizo. La mezcla tiene el malvavisco y los aditivos de parte de un cigarrillo vaciado de HoneyRose deLuxe, una parte importante de Gordolobo, y unas rayaduras de mi aditivo preferido.


Al tiempo de escribir estas líneas hemos cambiado ya de año (es día de reyes), y sigo sin fumar tabaco. A mi acerbo herbal he incorporado el Gordolobo, y voy camino de prescindir de los servicios de HoneyRose para mis preparados.

He dado con el Gordolobo por no encontrar, de momento, planta seca de Malvavisco en hoja. Es fácil  encontrar raíz seca o flores secas de Malvavisco, porque es donde más concentra los principios activos que llevan la planta a un herbario, pero en hoja sólo he encontrado proveedores en Internet.



¿Cómo sabe un cigarrillo herbal? ¿Se puede aliviar con ellos el mono del tabaco?

Una de las principales razones que me han llevado a profundizar en las substancias fumables que no son tabaco es que las primeras experiencias han sido bastante buenas, me han calmado mucho las ganas de fumar. Me ha dado la impresión de que estaba fumando con mayúsculas, llegando a calmar mi mono de tabaco. Esta sensación la he obtenido sólo con cigarros rehechos, nunca con cigarros de formato típico (con boquilla gorda y la habitual concentración de producto). Con boquilla estrecha y apelmazando más el producto se consigue una experiencia más próxima al tabaco. Y por contra, tal y como se presentan los cigarrillos de HoneyRose, la experiencia es parecida a la decepción de fumar cigarrillos ultralight.

También he experimentado un poco con Hierba Luisa, que es otra planta que aparece en numerosas páginas sobre el tema. La Hierba Luisa en hoja se vende en cualquier herbario, igual que la hoja de Gordolobo. Tiene un sabor fresco, como a lima, y el mismo aroma se obtiene cuando se fuma. Hay que entender esta planta como un aditivo, a no ser que a uno le gustaran los cigarrillos mentolados (para mí, insoportables).

Continuará, si no me aburro antes.